sábado, 13 de diciembre de 2014

Dos filmes cubanos por Premio de la Popularidad

Vestido de novia, el drama cubano de Marilyn Solaya que narra la historia de la primera persona transexual cubana, marcha en la punta de las votaciones por el Premio de la Popularidad del XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

La cinta se sitúa en la Isla en el año 1994 y toma como motivo argumental el relato de amor entre Ernesto (Luis Alberto García) y Rosa Elena (Laura de la Uz) para proponer una reflexión sobre la violencia hacia la mujer, la intolerancia y la hipocresía.

En la segunda posición entre las cintas más votadas por los espectadores asistentes al XXXVI Festival del Nuevo Cine corresponde a Fátima o El parque de la Fraternidad, de Jorge Perugurría, ambientada en el universo de la homosexualidad en Cuba.

Relatos salvajes, drama argentino de Damián Szifron, está ubicada en la tercera posición en las calificaciones, cuyos resultados finales se darán a conocer el próximo domingo en la gala de clausura y premiación de la cita habanera, con sede en el cine Charles Chaplin.

Esta película de Szifron es considerada como una de las fuertes candidatas al Gran Premio Coral, luego de pasear con éxito de taquilla y público por más de una decena de festivales internacionales.

Ganador de varios lauros de la Academia Cinematográfica de Argentina, el filme ya obtuvo el Premio Glauber Rocha, que otorga la prensa extranjera acreditada en la cita habanera.

El Premio de la Popularidad tiene un gran valor para los cineastas asistentes al evento por las características sui generis del público cubano, que todos los años, en el mes de diciembre, colma las salas y pasa varias horas de colas para disfrutar de las películas.

Fuente: www.adelante.cu

jueves, 11 de diciembre de 2014

El regreso de Fátima

Por Adriana Zamora

Jorge Perugorría ha hecho un filme interesante a partir de un cuento de Miguel Barnet lleno de estereotipos.


Hace algunos años, cuando leí el cuento "Fátima o el Parque de la Fraternidad", de Miguel Barnet, no me entusiasmó demasiado. Consistía en un monólogo demasiado largo de una prostituta travesti en La Habana, estereotipada a más no poder, reiterativa y hasta afectada en ocasiones. Aunque no se puede acusar a Barnet de escribir mal, al cuento le sobraban páginas y a Fátima, la protagonista, le sobraba histeria.

Al ver en la cartelera del 36 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano que Jorge Perugorría presentaba una película basada en el cuento, me pregunté: "¿Qué habrá hecho Pichi con el texto? ¿Será su Fátima como la de Barnet o logrará sacarla del estereotipo?".

La proyección en el cine Chaplin estuvo precedida por unas palabras del director de la película, quien agradeció al ICAIC, al Festival y a todo el equipo de realización. Luego, Carlos Enrique Almirante, el protagonista, dedicó su actuación a su padre, el actor Enrique Almirante. Estas palabras conmovieron a un auditorio de colegas, pues fue escaso el público no acreditado que alcanzó a entrar en la sala.

Ver la película despejó mis dudas. El guión de Fidel Antonio Orta, la dirección de Perugorría y, sobre todo, la actuación de Carlos Enrique Almirante, entregaron al público cubano una Fátima más humana, cercana y hasta entrañable.

El texto de Fidel Antonio Orta no pudo prescindir de la narración en off de Fátima, ni de los soliloquios de esta frente a la foto del amante ausente. Era de esperar, dado que el cuento de Barnet tiene demasiadas divagaciones y convertirlas en acción dramática era una tarea titánica de la que Orta salió bastante bien parado, pese a todo.

La dirección de Perugorría apostó por la naturalidad y por la importancia de algunos detalles que dieron vida y veracidad a la obra. Detalles de caracterización, como el póster de Rosita Fornés en la pared de Fátima o las chancletas rojas con floripondio que usa para irse a bañar al aseo comunitario. Detalles de ambiente como el telón de fondo del bar de travestis La Potajera de Bejucal, hecho con pomos plásticos de litro y medio. Detalles que dicen más que los parlamentos, como cuando Manolito (Fátima) le anuncia a su amiga La Gorda que decidió dedicarse a la prostitución y mientras lo dice, tras el buró donde ella trabaja se lee un cartel de esos tan comunes en la propaganda revolucionaria: "Creemos en el futuro".

Las escenas de sexo son otro punto que llama la atención en el guión y la dirección de la película. Pudiera parecer que no las hay, pero sí. Lo que ocurre es que, besos apasionados aparte, las imágenes de sexo son sustituidas por escenas con gran carga de erotismo. ¿Qué podría ser más sexual que dos jóvenes semidesnudos cabalgando sobre el lomo de un mismo caballo? ¿O que dos hombres bailando a solas una rumba donde uno vacuna al otro?

Carlos Enrique Almirante en su caracterización de Fátima, siguió la misma línea de naturalidad planteada por el director. Es muy común en Cuba escuchar a la gente decir, refiriéndose a un travesti: "Quiere ser tan femenino que es más mujer que las mujeres". La Fátima de Almirante está alejada de esa línea que se asocia con el estereotipo del travesti, exagerado y hasta grotesco. Fátima no es un hombre imitando a una mujer, es una mujer que nació por error dentro del cuerpo de un hombre. Cuando habla por teléfono, cuando conversa con su amiga en el balcón, cuando se pone crema en la cara, la Fátima de Almirante es femenina, sin necesidad de estridencias. Sigue siendo devota, obsesionada con las monjas y los ángeles, admiradora de Lady Di, enamorada hasta la muerte de un hombre que la prostituye en su beneficio y aún fuera del país sigue explotándola. Sin embargo, la Fátima de Almirante y Perugorría es sensible donde la de Barnet podría ser sensiblera.

La película cuenta con otras interpretaciones de lujo: Broselianda Hernández es la madre de Manolito­-Fátima, una mujer amorosa y sencilla, abusada por su marido y defensora de su hijo. Es tan simple que, teniendo dinero para comer, solo sueña con carne de puerco y congrí. "¡Aceitunas!", dice extrañada. "Mousse de chocolate... ¿qué es eso?"

Néstor Jiménez, también está brillante en su papel del padre alcohólico, homofóbico y violento.

Tomás Cao interpreta a Vaselina, el amante y chulo que usa a Fátima y mantienen una relación apasionada y contradictoria.

Mirtha Ibarra es La Gorda, amiga de Fátima, que representa el mejunje que es la espiritualidad criolla. "Si nos vamos a quedar en este país hay que meterle a todo", declara.

Bien las amigas travestis de Fátima, interpretadas por Cucú Diamantes y Jazz Vila, personajes llenos de simpatía.

Pequeño, pero contundente, el personaje del camionero de Patricio Wood, una representación del prejuicioso hombre cubano que disfruta el cuerpo de Fátima, pero le aterra que alguien se pueda enterar de su "desliz". Un hombre que pasa de la frase "No hay miedo" a "Yo nunca había hecho esto" con una naturalidad que espanta.

En el caso del piloto interpretado por René de la Cruz Jr., nos enteramos de que es valenciano porque lo dice la voz en off, pues las "zetas" que le parecen tan simpáticas a Fátima el actor nunca las pronuncia.

No se pueden pasar por alto las situaciones que son, en esta película, una crítica implícita a la sociedad homofóbica que vivimos. Que un jefe tenga que "convencer" a sus empleados de que un profesional perfectamente calificado y homosexual tiene derecho a trabajar en una empresa, habla de la discriminación social. También está el padre, que pega a su hijo y le exige: "Baja la manito y coge la cuchara como un hombre". La frecuencia con que los travestis tienen que prostituirse para sobrevivir o mejorar su situación económica queda clara en la frase de Fátima: "Homosexual, travesti y jinetera... La Santísima Trinidad". Se deja ver también la impunidad de la policía para "cargar" a estas prostitutas para la estación, en una nombrada Operación Pluma.

Una crítica fuerte y dolorosa por su recurrencia en nuestra sociedad es la que atañe a la doble moral, representada por el personaje del camionero: Esos hombres que se presentan a sí mismos como "machos heterosexuales" y, al tener sexo con un homosexual, comienzan por justificarse diciendo que fue su primera vez, para terminar con amenazas tan fuertes como: "Cuidadito con conocerme por ahí si no quieres conocer el peso de mi camión".

Fátima o el Parque de la Fraternidad resulta una película interesante, que logra sacar partido favorable de un texto literario, de magníficos actores, de una banda sonora producida por Ernán López Nussa y de una visualidad presidida por una Habana en ruinas que sigue siendo hermosa a pesar de todo. Esta versión cinematográfica desempolvó un personaje y una historia que podía haberse quedado en aquel cuento demasiado largo, pero no fue así. De manera que puede decirse sin problemas: Bienvenida de regreso, Fátima.

Tomás Cao y su “Vaselina” contra todos los estereotipos

Lianet Leandro López| Foto: Eduardo Rodríguez (still de la película)  

Tomás Cao es uno de esos actores que, aunque no esté constantemente en las pantallas de cine o televisión, entrega siempre personajes sólidos, coherentes y orgánicos, como su “Vaselina” de Fátima o el parque de la Fraternidad, rol que apunta a un crecimiento en su carrera.

Complejo como la película en sí, el personaje podía fácilmente caer en el estereotipo, pero el artista lo llevó por un camino tan acertado que, por muy repulsiva que pareciera su participación en el destino del protagonista, el espectador encuentra en él las virtudes que enamoraron a Fátima.

Aunque en estos días del XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, donde se estrenó el filme, Carlos Enrique Almirante se llevó la mayor parte de las felicitaciones por su actuación en la piel del travesti, pero el trabajo de Cao es digno de destacar, pues resulta esencial en el conflicto.

“Vaselina”, o Andrés Hidalgo, es un personaje tan contradictorio como el propio protagonista, ya que a la vez que representa el arquetipo del macho latino, fuerte, apuesto, divertido y conquistador, es un chulo homosexual que vive abiertamente con otro hombre.

Es, además, el responsable de la transición hacia lo que aquel siempre quiso ser, pero no solamente por amor o comprensión, también porque de ello, como su proxeneta, saca provecho económico.
A la pregunta sobre cómo llegó a la construcción de “Vaselina”, el actor confesó que en un primer momento se acercó al lugar común, pero la acertada dirección de Jorge Perugorría lo guió hacia la humanización del personaje, y consiguió formar parte de esa especial relación de pareja, y a la vez de amigos, entre Fátima y él.

Para él fue un rol transgresor en varios sentidos, pero su buena interacción con Almirante, dentro y fuera del plató, facilitó mucho el proceso, y personalmente está muy agradecido de esa experiencia, en la cual pudo compartir con otros grandes de la actuación cubana como Mirta Ibarra, Broselianda Hernández y Néstor Jiménez.

Tomás Cao ha participado en otras exitosas cintas como Habana Blues y La película de Ana.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Fátima, o el parque de la Fraternidad y Vestido de novia

viernes, 5 de diciembre de 2014

Perugorría se consagró como director, dice Miguel Barnet

El actor Jorge Perugorría se consagró como director con la realización de Fátima o el parque de la Fraternidad, dijo Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, luego del estreno hoy de esa película, basada en un cuento homónimo de su autoría.

Es una historia difícil, dramática, sobre vidas muy duras y rotas pero reales, y por eso se debe escribir sobre ellas, y creo que tanto Perugorría como el guionista Fidel Antonio Orta interpretaron exquisitamente el espíritu del relato, señaló a la prensa el autor a la salida del cine Yara, en esta capital.

El filme es una de las cintas cubanas en concurso en el XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, y según comentó su director, es la más compleja que ha realizado en su carrera detrás de las cámaras.

Fátima o el parque de la Fraternidad narra la vida de un joven homosexual y travesti, quien se prostituye para ganarse la vida y además mantener económicamente al hombre al cual ama, y quien debe además enfrentar todas las complejidades derivadas de sus decisiones.

En las palabras del propio Barnet, quien obtuvo el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 2006 con el relato original, es también un canto por el respeto al otro, a los seres humanos, pues por muy difícil que sean sus circunstancias, todos tienen sentimientos puros.

Por su parte, la destacada actriz Mirta Ibarra, intérprete de Fresa y chocolate, Guantanamera, y otros relevantes filmes cubanos, elogió la actuación de Carlos Enrique Almirante en la piel de Fátima, y consideró que ese papel fue su consagración como actor de cine.

Luego de esta presentación en el Yara, el filme se exhibirá en otras salas del circuito del festival, que acontecerá hasta el próximo día 14.

La película Fátima o el Parque de la Fraternidad es el primer estreno cubano dentro de la cartelera del XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano

Dirigida por el actor Jorge Perugorría, la película Fátima o el Parque de la Fraternidad será el primer estreno cubano dentro de la cartelera del XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que acontece en La Habana hasta el próximo día 14.

El cine Yara acogerá, en las tandas de las tres de la tarde y las 10 y media de la noche, la presentación del largometraje de 90 minutos, protagonizado por Carlos Enrique Almirante, Tomás Cao, Broselianda Hernández, Mirtha Ibarra y Néstor Jiménez, y basado en un cuento homónimo de Miguel Barnet.

Galardonado con el Premio Juan Rulfo en 2006, el relato llevado al celuloide narra la historia de un hombre que se trasviste y asume una identidad femenina, conflicto mediante el cual además se busca tocar temas sensibles como la aceptación, el respeto y la autorrealización.



miércoles, 25 de junio de 2014

Carlos Enrique Almirante: Fátima significa un antes y un después en mi carrera

Por Yeneily García García

Un club nocturno. Humo. Una clientela de dudosa reputación llena las mesas, que rebosan de bebidas a medio terminar. El silencio, improbable en un bar de los “bajos fondos”, se extiende cuando llega a la escena una joven mujer, que en un movimiento de caderas, asegura todas las miradas del salón.

Y…. ¡corten!

Jorge Perugorría, por segunda vez en el rol de director de un largometraje, da la voz.

Se trata de Fátima, una cinta a la que le ha tocado ser la primera en la filmografía cubana dedicada enteramente a una identidad transexual, personificada en su protagonista, que le da nombre a una historia basada en el cuento homónimo del reconocido etnólogo y escritor Miguel Barnet.

Quien vea las imágenes del filme, actualmente en proceso de postproducción; probablemente no reconocerá al actor principal, que en una radical transformación física interpreta al desventurado y al mismo tiempo optimista personaje de Fátima.

Acostumbrados a verlo en papeles masculinos y siguiendo los pasos de su famoso padre, Enrique Almirante –que tantos suspiros provocó en su carrera como galán de televisión- Carlos Enrique ahora se nos presenta en la piel de un travesti que canta de noche en un club nocturno y que reclama al habanero Parque de La Fraternidad como su terreno de batalla.

Carlos Enrique Almirante en Fátima, de Jorge Perugorría (Foto: Yander Zamora)
Según sus propias palabras, la película ha exigido tan alto nivel de preparación y de interpretación que marcará un antes y un después en la carrera de este actor.

Cubacine conversó con él sobre el papel, “el más difícil de los que me ha tocado encarnar”; sobre el elenco que lo acompaña y lo que puede significar para el entorno cinematográfico nacional el estreno de este filme.

Fátima es un personaje que tiene muchos estados dentro de la película, sin embargo, son esos mismos matices los que lo hacen más completo, más rico a la hora de interpretarlo. ¿Cómo te preparaste?


La preparación fue durísima. En muy poco tiempo también: solo un mes antes que empezara el rodaje fue que me dieron el personaje. Antes de eso estuve yendo al espectáculo de Rogelio Conde, haciendo la canción Caricias con todos los transformistas como una más y esto me sirvió para entenderlos y acercarme un poco más al personaje.

Estuvimos horas hablando y a la mayoría le ha pasado más o menos lo mismo que le pasa a Fátima. Han sido vivencias reales que me han ayudado a la hora de sacar esos sentimientos fuera y observando mucho, viendo a las mujeres, porque en realidad ellos representan a mujeres.

Escuché muchas historias reales. Uno cuando trabaja con estos temas tiene que ir a la memoria emotiva, a lo que ha vivido, y yo no he pasado por esas cosas. Me ha ayudado conversar con ellas y conocer un poco de lo que han vivido. Me ha servido mirarlas a los ojos y ver el dolor, el sufrimiento y cómo lo trasmiten.

He visto muchas películas relacionadas con la temática gay, he ido a los shows y he estudiado muchísimo. He tenido que estudiar más que para otros personajes. Estoy en toda la película, debo seguir una continuidad, porque toda la historia pasa en un día y en ese día ella recuerda cada momento de su vida.

Has afirmado que lo principal para un actor joven es encontrar la motivación necesaria para hacer algo.

Creo que es lo principal. La motivación te la da el hacer cosas diferentes. Cada vez quieres personajes más distintos a ti y distintos unos de otros, y este, por supuesto, es el rey de las motivaciones. Es completamente distinto a mí en todos los sentidos y eso te llama más la atención a la hora de construirlo, de actuar, de enfrentarte a algo. Mientras más distinto te vean, más interesante es para el público, y para uno, que siempre lo encasillan en un tipo de rol. Es la gloria interpretar un personaje como este.
Carlos Enrique Almirante en Fátima, de Jorge Perugorría (Foto: Eduardo Rodríguez)
El elenco de esta película es casi de lujo. ¿Cómo ha sido trabajar junto a Mirta Ibarra, Broselianda Hernández y los demás actores?

Trabajar con ellos me ha ayudado muchísimo. Estar con Mirta, que hace de mi mejor amiga; con mis padres, Néstor Jiménez y Broselianda. Mario Guerra interpreta al director de una empresa en la cual yo pido la baja, y Tomás Cao hace de mi pareja. Por suerte ha sido él, porque somos amigos y es un personaje bastante difícil y creo que si no hubiera sido por él y por como nos llevamos, hubiera sido un poco complicado.

Pero trabajar con todos ellos ha sido muy bueno, tenemos escenas muy difíciles sobre todo con mis padres, que son escenas muy difíciles para un actor. Veía el guion, veía lo complicado de las escenas, pero me decía, la suerte es que van a estar Néstor y Broselianda o va a estar Mirta o Tomás, y cualquiera de ellos te apoyan, te ayudan. Entre todos sale la escena. No es un trabajo de uno, y ellos me han apoyado muchísimo en todo.

La temática gay es ampliamente abordada en el cine cubano de las últimas décadas. ¿Crees que Fátima se diferenciará de las que ya se han hecho o será solo una película más?

Estamos en una época en la que van a salir varias películas que toman este tema, es lo único que está en contra, porque hubiera sido ideal que fuera la única, pero no creo que vaya a ser una más. Cada una tiene características diferentes y no es tanto el mundo del espectáculo, el mundo gay, sino el dolor de una persona, que puede ser un travesti o no.

Tu carrera va a cambiar después de este personaje…

Independientemente de lo que pase con la película, para mi carrera es un antes y un después si se trata de Fátima. Al ser un personaje tan complejo, me he tenido que enfrentar a escenas muy difíciles que en otros trabajos no he tenido que hacerlo y vivido por momentos muy emotivos. Llora, ríe, le dan golpes, se va de su casa, canta en un cabaret, son muchos estados y eso te ayuda muchísimo. He puesto mi vida en este personaje. Para mí es como una prueba, estoy probándome a mí mismo que puedo hacerlo, que puedo hacer escenas difíciles, que puedo enfrentarme a cantar, a bailar, a todo lo que me proponga.