sábado, 5 de octubre de 2013

Perugorría: No me imagino contando historias en otro lugar que no sea Cuba

El actor más internacional del cine cubano acaba de terminar la filmación de su nuevo proyecto como director: la versión cinematográfica de Fátima o el Parque de la Fraternidad, cuento del escritor Miguel Barnet...


Jorge Perugorría es sin dudas el actor más internacional del cine cubano. Después de Fresa y Chocolate (1993), la película que lo consagró, su filmografía se compone de una cincuentena de títulos —más de la mitad en el extranjero—, a los que ha unido ahora su trabajo tras las cámaras.


Afinidades (2009), Amor crónico (2012) y Se vende(2012) significaron su debut como director de largometrajes, una silla a la que a todas luces no quiere renunciar, pues acaba de terminar la filmación de su nuevo proyecto: la versión cinematográfica de Fátima o el Parque de la Fraternidad, cuento del escritor Miguel Barnet reconocido con el Premio Juan Rulfo en 2006.

No exento de polémica, Fátima cuenta la historia de un travesti, sus miedos, alegrías; al tiempo que arroja luz sobre una realidad a la que muchos prefieren mantener en la oscuridad o simplemente desconocen. El filme de Perugorría vendría a ser el primer largometraje de ficción centrado en su totalidad en una identidad transgénero del cine cubano.

Durante uno de los días de rodaje, Cubahora se acercó al inolvidable Diego de Fresa y Chocolate, e indagó sobre sus motivaciones, las particularidades de este nuevo trabajo, el elenco y su manifiesto compromiso con la cinematografía nacional.

-En sus otras películas como director ha confesado seguir una línea ya trazada por cineastas con los que ha trabajado y a quienes admira, como Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. ¿Ya en esta, su cuarta entrega detrás de las cámaras, puede decirse que se verá más del propio Perugorría?

-De alguna manera en esta película se va a ver un resumen de todo lo que he hecho y se apreciará un poco el estilo del cine que pretendo hacer. Tiene cosas en común con las anteriores, pero ya me estoy alejando de ese cine, de esa influencia que siempre he pretendido tener de Titón y de Tabío, y quizás estoy un poco acercándome más a la manera mía de hacer las cosas.

“Para mí lo fundamental descansa en los personajes, siempre creo que por mi propia formación como actor, va a ser siempre importante que todo gire alrededor de un personaje. Es la gran motivación que tengo siempre: la construcción en torno a un personaje, en este caso Fátima, inspirada en el cuento de Miguel Barnet, Fátima o el Parque de la Fraternidad, con guión de Fidel Orta.

“Aquí también se ve una continuidad de lo que ya había venido haciendo en Amor crónico y Se vende. Fátima, como la Nácar de Se vende, es un personaje que está en una situación difícil, pero tiene unas ganas de vivir… y un optimismo por el cual es capaz de hacer cualquier cosa para seguir adelante, tienen eso común”.

- ¿Por dónde va el tono de la historia?

- Hay un poco de todo, de melodrama, de humor.

¿Se siente el Diego de Fresa y Chocolate comprometido de cierta manera con la temática?

- El fantasma de Fresa y Chocolate está presente en la película, por decirlo de algún modo. Y sí, me siento comprometido. Aunque tienen cosas en común, son historias completamente distintas, por ejemplo, los dos cuentos de donde parten las películas fueron Premio Juan Rulfo, y en las dos, la amiga del protagonista la interpreta la actriz Mirtha Ibarra.

“Pero las historias tienen un tono diferente. Fresa y Chocolate es un canto a la tolerancia. Esta tiene otro tono, menos social, es un cine más de género. Vamos a descubrir un personaje donde lo maravilloso y lo encantador es su optimismo ante la vida, su energía positiva, a pesar de las circunstancias difíciles que para cualquier gay o travesti puede tener.

“Siempre la experiencia de Fresa y Chocolate y el fantasma de Diego van a estar presente, pero son dos historias distintas, en ese sentido creo que no se van a parecer en nada”.

- ¿Fue un poco más fácil este cuarto intento como director de largometrajes?

- Es de todas la más compleja. La primera la codirigí con Vladimir Cruz. Afinidades fue una película compleja desde el punto de vista de los personajes. Comencé solo en la dirección con Amor crónicoy Se vende, que fueron una especie de experimento cinematográfico, hecho con muy bajo presupuesto, de manera casi independiente, rodadas en tiempo récord. Ahora ya tengo el apoyo del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.

“Con Fátima he tenido seis semanas de rodaje, cuatro más que mis películas anteriores, y eso también en el cine se traduce en una mejor factura. Tener esas facilidades a la hora de filmar le dará un acabado mejor a la película, más nivel. Podemos cuidar más la fotografía, la dirección de arte, la música, la puesta en escena.

“Antes era un poco la tesis de Julio García Espinosa del cine imperfecto, la necesidad de contar historias, donde esa era la gran motivación, con el tiempo que tuviéramos y los recursos que tuviéramos, y ahora creo que va a ser una película más elaborada”.

- Fátima es un personaje difícil, y si a esto le sumamos que es el centro de toda la historia, se convierte en un papel sumamente complicado de asignar. ¿Cómo llega Carlos Enrique Almirante a interpretarlo?

- Primeramente hice un casting abierto, y se presentaron muchos actores de diferentes generaciones, porque todavía no lo tenía claro. Estaba buscando un actor que me fascinara, con el que yo pudiera encontrar lo que veía en Fátima cuando me leía el cuento de Miguel.

“No solamente filmamos pruebas acá, sino que muchos actores cubanos en el extranjero enviaron sus videos, todos muy buenos. Fue difícil decidir, pero la prueba de Carlos Enrique fue la mejor, y encontré algo que empecé a notar desde el casting: con él podía trabajar toda la evolución del personaje, caracterizarlo para las diferentes etapas.

“Esto, unido a que la prueba que hizo nos encantó a todos, nos hizo escogerlo a él. Creo que fue una decisión acertada, ha hecho posiblemente el trabajo más complejo de su carrera, lleno de matices”.

- Háblenos del elenco de la película. Como ya se va haciendo costumbre, reúne a figuras imprescindibles del cine de la isla en pequeños papeles. ¿En esta será también así?

- Me gusta que los personajes pequeños siempre tengan cierta relevancia, por eso busco actores que puedan aportar y enriquecer esas apariciones. Aquí repito con un elenco extraordinario, yo tengo la suerte de ser actor y puedo contar con grandes para hacer papeles pequeños, pero lo hacen como mucha disposición y ganas.

“Ya aquí esas pariciones están más maduras, más concretas, más elaboradas que en Se vende y Amor crónico. Veremos a Tomás Cao haciendo de la pareja homosexual de Fátima, sus padres serán Néstor Jiménez y Broselianda Hernández, entre otros muchos. Realmente ha sido una oportunidad de lujo tenerlos”.

- ¿Para cuándo se prevé su estreno?

- El estreno me imagino que esté para el año que viene, quizás para el Festival (Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana) de 2014. Si no, la estrenamos antes y la presentamos otra vez, pero sin dudas será para el año que viene.

- En otras ocasiones ha manifestado un fuerte compromiso con el cine hecho en Cuba…

- Imagínate, mi compromiso está siempre con el cine cubano, como actor traté de seguir haciendo cine aquí y traté de colaborar en todo lo que he podido. El viaje que me he dado por el cine internacional, esa experiencia, me ha servido para aportar, crear relaciones y ayudar; no solo con las películas que he hecho, sino a otros directores, a levantar proyectos, a promocionar y a difundir el cine cubano fuera de Cuba.

“Siempre he tenido este compromiso y ahora como director también sigo en la misma línea. No me imagino contando historias en otro lugar que no sea Cuba, mi gran motivación es esa: contar historias que ocurran acá”.

- ¿Qué quisiera que el público viera en Fátima?

- Miguel (Barnet) grabó un disco donde narra el cuento en su propia voz, y cuando lo escuché me pareció que había una película allí. Espero que cuando la terminemos, la gente encuentre en ese personaje lo que yo encontré cuando lo escuché en la voz de Miguel: un personaje lleno de vida, de energía positiva, que no se derrota; y eso me motivó a hacer esta historia.

Fuente: www.cubahora.cu por YENEILY GARCÍA | 5/10/2013

miércoles, 2 de octubre de 2013

Un filme para contar cómo Manolito se convierte en la Reina de la noche

Fidel Antonio Orta. Foto: Susana Méndez/CUBARTE.
Fátima o el Parque de la Fraternidad, es un cuento del intelectual cubano Miguel Barnet que obtuvo en el año 2006 el Premio Juan Rulfo de Radio Internacional de Francia; competían en esa ocasión por el lauro más de seis mil escritores del mundo entero.

Fátima o el Parque de la Fraternidad, es una película que, dirigida por el cineasta Jorge Perugorría, se rueda por estos días en La Habana; es la primera cinta en la que Pichi interviene sin actuar.

La cinta se está rodando, coincidentemente, en el año del aniversario 20 de la internacionalmente reconocida Fresa y Chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, que también nació de un cuento ganador del Premio Juan Rulfo de Radio Francia Internacional: el relato de Senel Paz El lobo, el bosque y el hombre nuevo.

El guión cinematográfico, versión libre del relato de Barnet, recayó en manos de Fidel Antonio Orta. Perugorría ha declarado sentirse satisfecho con el trabajo de Orta, y Cubarte logró conversar con este escritor acerca de su labor y de la cinta en general.

¿De quién fue la idea de llevar al cine el cuento Fátima o El Parque de la Fraternidad?

Yo pienso que la idea inicial estaba implícita en el propio cuento, porque es perfectamente identificable el carácter cinematográfico que tiene Fátima como protagonista de la historia. El personaje como tal se pinta solo para el cine, entre otras cosas por los múltiples matices que envuelven su personalidad; una caracterización que, con mano maestra, logró el autor del texto original. Pero eso no bastaba. Sin duda alguna hacía falta una voz que dijera: ¡vamos a convertir este cuento en una película! Y esa voz fue la del empresario extranjero Jay Rodríguez Fuentes, quien lleva más de diez años residiendo en Cuba y conoce a fondo la obra literaria de Miguel Barnet.

A partir de ese momento comenzaron a darse los primeros pasos del proyecto fílmico, hasta quedar definidos tres aspectos de suma importancia: el director sería Jorge Perugorría (Pichi), la película sería una coproducción con el ICAIC y el productor ejecutivo no podía ser otro que Jay Rodríguez Fuentes, principal impulsor de una aspiración que poco a poco fue tomando vuelo y se convirtió más tarde en un sueño colectivo.

¿El director le pidió a usted asumir el guión?

No. La persona que me lo pidió fue precisamente Jay Rodríguez Fuentes, quien después contó con el apoyo de Pichi y del propio Barnet. ¡Qué decirte! Para mí fue un verdadero privilegio, sobre todo porque se trataba de versionar para el cine un cuento que tras su publicación estremeció las letras hispanoamericanas. Aunque la responsabilidad era seria, te confieso que me sentí muy halagado y escribí el guión bajo el influjo de un entusiasmo que todavía hoy me resulta difícil de explicar.

Como guionista, mi primera pregunta fue la siguiente: ¿cómo cuento la historia?, dado que el cuento original estaba escrito en primera persona. Se habla casi todo el tiempo desde un yo, siendo Fátima el narrador-personaje. Finalmente, y tras muchas horas de darle vueltas al tema, logré una estructura no lineal que, al ser desarrollada como parte de una cadena de acciones, le aportaba al personaje protagónico un tratamiento dramático más extenso y lo hacía dueño absoluto de los rasgos psicológicos dominantes.

¿El guión constituye una versión libre?

Por supuesto que sí. Pero siempre respetando la esencia del cuento original y el interés psicológico de Fátima. Respeté incluso a los personajes principales que se mencionan en el cuento, los cuales, al tratarse de un guión para cine, adquirieron después una dimensión dramática muy a tono con la estructura no lineal que te mencioné hace un momento. Ahora bien, la estructura narrativa del guión es compleja, y esa realidad hace mucho más difícil la puesta en escena.

¿De alguna manera Miguel Barnet ha participado en la redacción del guión?

En ningún momento, él ha sido en extremo cuidadoso con ese particular, en función de no mutilar el acto de creación que venía realizando otro escritor. Es decir, yo he sido muy respetuoso con él y él ha sido muy respetuoso conmigo. Eso sí, Miguel fue conociendo el guión cuartilla por cuartilla y, según ha declarado, está sumamente satisfecho. Digamos que desde el inicio mismo de la escritura lo hice cómplice de este sueño, algo que también sucedió con Pichi y Jay Rodríguez Fuentes.

Los cuatro nos reuníamos con frecuencia para hablar de la película y leíamos lo que hasta ese momento se había escrito. Con la mayor libertad cada cual exponía sus criterios o aportaba nuevas ideas. Entonces el guión comenzó a estar primero en la mente de nosotros cuatro y más tarde en la mente de muchísimas personas que igual se identificaban con la historia y se sumaban al proyecto.

Contando ya con un guión bien cerrado, vino después el trabajo de mesa director-guionista, que además de ejecutarse con mucho rigor, fue también de suma importancia para el hecho de imaginarse la historia en una pantalla grande. ¿De qué manera convertir este guión en una película? Ahí es donde entra y toma fuerza la visión cinematográfica del director; pues su mirada, al ser también creativa, siempre se proyecta con cristal de aumento, algo que Pichi viene ejecutando con virtud de primera mano, entre otras cosas porque lo que se filma no es una reproducción literal o automática del guión, lo que se filma es la película, y en ese empeño estamos en este momento.

Ya te digo, no me imagino este filme sin la dirección de Jorge Perugorría. Su experiencia como hombre de cine, unida a su entusiasmo creador, está resultando determinante para obtener al final los resultados que todos esperamos.

A lo largo del cuento, el personaje central-narrador, mayormente se presenta con personalidad femenina. ¿Se reitera asimismo en el filme?

Al tratarse de un guión cinematográfico, el personaje de Fátima tiene un tratamiento dramático más extenso. Poco a poco, y en un perenne contrapunteo con los tiempos pasado y presente, se va contando la historia de un joven de extracción campesina llamado Manuel García (Manolito) que un día decide asentarse en La Habana y que con los años se convierte en Fátima. Es decir, no siempre el personaje central se presenta con personalidad femenina. Uno de los conflictos de la película reside justamente en contar cómo y por qué Manolito se convierte en la Reina de la noche.

¿Cuál es el tratamiento que se le da al tema del homoerotismo?

Aunque está presente, y puede hacerse sentir hasta en una mirada o gesto de Fátima, no es el tema central de la película. Aquí lo que prima son los matices psicológicos y sociológicos que rodean la vida de una persona que, contra viento y marea, defiende su derecho a ser tomada en cuenta. Puedo asegurarte que en el tratamiento no hay excesos. En ese sentido todo está ajustado a la situación que se presenta, donde, y como es lógico, no puede estar ausente el humor del cubano.

Date cuenta que Fátima se siente mujer en toda la expresión de la palabra, y es ahí donde radica la fuerza dinámica de su personalidad. Por un lado es cubanísima, soñadora, seductora y esplendorosa; pero por otro lado, dada la severidad de su existencia, es una persona triste, solitaria y paradójica, pues nunca llega a sentirse verdaderamente plena con su vida. “¿Por qué habré nacido hombre? El mundo está al revés. Nadie tiene la felicidad completa”, dice.

El acta de entrega del Premio Juan Rulfo al cuento de Barnet esgrimía, entre otros argumentos, que se otorgaba el lauro por “el humor ácido, la mirada compasiva e implacable y la riqueza de detalles que desbordan la experiencia del narrador”. ¿Mantiene estás características el filme?

No solo las mantiene, sino que las multiplica, porque con la película se rompe la singularidad temática a la que está obligado el cuento y se pasa a un plano narrativo que permite una mayor libertad de expresión. Lo que en la obra literaria original es una oración o un párrafo, aquí es una o varias escenas de imágenes en movimiento donde se cruzan diálogos, soliloquios, monólogos interiores, silencios, miradas, lágrimas, situaciones de humor y saltos cualitativos, que de conjunto con retrospectivas, transiciones y patrones de cambios, favorecen la acción dramática desde el inicio, elevando con ello un ritmo narrativo que poco a poco desencadena o se hace eco de una cuerda emotiva que finalmente conduce al clímax y desenlace de la historia.

¿Cómo se trabajan en el filme los tiempos cronológico y psicológico?

El cronológico es el tiempo real, el presente, y el psicológico, el pasado, todo el tiempo que transcurre en la mente del personaje protagónico. En el cronológico pasan cinco horas, pero en el psicológico pasan más de veinte años.

La trama como tal está concebida a partir de una estructura donde se resume un pensamiento en círculo. Fátima llega a su casa —La Mansión—, en horas de la tarde, y vuelve a salir en horas de la noche. En la crudeza y los singulares matices de su propia vida se localiza el principal conflicto de este relato fílmico.

El tiempo cronológico de la historia transcurre en un cuarto de solar en La Habana, en este año, pero el tiempo psicológico —de vital importancia para el desarrollo coherente de la trama—, va caracterizando a la protagonista desde que tiene siete años. Fátima es un travesti de estirpe casi natural, cuya devoción por la Virgen de Fátima y la Virgen de la Caridad del Cobre es una constante que lo singulariza.

¿Fátima o el Parque de La Fraternidad es un filme de tema gay?

Yo te diría que el tema gay es una parte del todo significativo que encierra esta película. Hasta cierto punto sería un error reducirlo solo a ese aspecto. Porque el tema en sí es mucho más abarcador: un canto al amor, a la comprensión, a la diversidad, a la capacidad de no rendirse, a la singular motivación de existencia que puede tener un ser humano e incluso a la posibilidad de soñar; aunque, como sería el caso de Fátima, viva y sueñe en un mundo donde la hostilidad de todo tipo puede llegar a los extremos.

¿En qué género se inscribe entonces?
Yo lo veo y siento como un drama social de corte psicológico. ¿Cómo puede ser la vida de un hombre que tiene alma de mujer? ¿Cuántas frustraciones puede sentir un alma de mujer que está encerrada en un cuerpo de hombre? ¿Qué hacer ante el rechazo de la familia y la sociedad? He ahí el atributo esencial de esta película, poseedora de una carga emotiva que es capaz de hacer reflexionar a cualquier persona. Por ende, en este filme, aunque hay trazas de humor criollo, música, erotismo, colores, ritmos y otros ingredientes, lo que predomina es el drama interno del personaje protagónico en su lucha por enfrentar y vencer, a su manera, las difíciles situaciones que a diario se le presentan.

¿Quiénes integran el elenco?

Lo encabeza el joven y experimentado actor Carlos Enrique Almirante. A él se le dio la compleja responsabilidad de interpretar a Fátima. ¡Enhorabuena! Porque de verdad que lo está haciendo de maravilla. Otros actores de primer orden son: Broselianda Hernández Mirta Ibarra, Mario Guerra, Néstor Jiménez y Tomás Cao. De igual manera hacen apariciones sobresalientes: Serafín García, René de la Cruz, Patricio Wood, Dailenys Fuentes y Andros Perugorría, entre otros actores y actrices. Como puedes ver, Pichi está trabajando con un elenco de lujo.

¿Cómo está conformado el equipo de realización?

Fátima o el Parque de la Fraternidad es una coproducción ICAIC-NMP International SA, la compañía productora que preside Jay Rodríguez Fuentes y cuenta además con un equipo de realización que también es de lujo: además de Jorge Perugorría, Francisco “Panchito” Hernández, en la dirección de producción; Rafael Rosales como asistente de dirección; Ernesto Granado es el director de fotografía y Erick Grass el de arte; Julio Simoneau, es el cámara RED; Eliecer Aguiar, el editor y Eduardo Rodríguez elstillman.

La música es del maestro Ernán López Nussa, lo cual es también un lujo para la película; Libia Batista es la directora de Casting y Magdalena Álvarez del maquillaje y la peluquería; Sanila Rodríguez es la script y Leticia Mendoza la productora de rodaje; es un numeroso grupo de trabajo cuya principal virtud ha sido la unidad de acción para con la obra cinematográfica.

A 20 años de estrenada Fresa y Chocolate, ¿usted siente que la versión cinematográfica de Fátima o el Parque de la Fraternidad constituye una profundización en el afán humanista de defender el derecho a ser diferentes que tiene la película de Titón y Tabío?

Primero habría que preguntarse: ¿quiénes son los diferentes? Y en realidad no se trata de eso, se trata de intentar ser iguales, de respetarnos y de comprendernos como seres humanos que interactuamos y formamos parte de la misma sociedad. Ambas películas son distintas y desarrollan conflictos bien disímiles, pero si algo las une, es precisamente el afán humanista de llamar a la reflexión e influir en que seamos mejores. La versión cinematográfica de Fátima o el Parque de la Fraternidad, que de por sí está llena de matices, se adentra en un mundo poco conocido y enciende para el futuro una valla lumínica donde puede leerse: todos somos cubanos.

Fuente:  CUBARTE, por Susana Méndez Muñoz, 2013-10-02